miércoles, 28 de marzo de 2012

De espadas y paredes

Ese hombre desea hacer huelga

Y llegada la jornada que venían pidiendo él tuvo que ir a trabajar. Si dejaba de ir se quedaba sin curro. 14 meses en el dique seco le habían hecho mella. Todo está hecho una mierda pero si hago huelga mis días están contados en esta empresa. De modo que cogió otra carretera no habitual para él. Habría que evitar a toda costa los piquetes. Llegar a un trabajo deseado durante tantos meses, y ahora irse... no ya la cobardía sino la necesidad de un dinero también para las cosas más básicas. A punto de perder la casa pudo por fin empezar a pagar su penosa deuda. Un respiro y ahora esto, una huelga en la que creo más que en los sucios políticos, y aquí pegado a la ventana mientras ordeno unas facturas. Mírales en la calle, soy yo ahora el esquirol. De modo que aquí estoy, trabajando para no perder el empleo. Y abajo están ellos, sin trabajar una jornada para ganarlo, para no perder nuestros derechos. Pero como luchar si tengo mis derechos ya pisoteados, la espada y la pared. Si hago huelga me quedo sin trabajo. Si no lucho yo y otros miles nos quedamos sin derechos... Espada y pared, colectivo o individuo. Ser humano.


martes, 27 de marzo de 2012

De leones viejos y guapas fugaces


Ahí estaba con varias copas, pensando que su día a día era una verdadera mierda. Gastando parte de ese miserable sueldo en unas copas de garrafón explícito. La bella botella de Tanqueray sólo era apariencia. Las noches pasadas fueron un desperdicio, el detestable tufillo del patetismo se iba apropiando de su vida minuto a minuto. 
Tres días antes había pasado lo que estaba escrito, ella le dejó con tres palmos de narices, y era lo más normal dadas las circunstancias. El tiempo había hecho de él un arrogante descuidado, y ella no se merecía eso. Ya no había velas del IKEA en la mesita de noche, no había salidas de esas a la montaña. Las noches de veladas se esfumaron. De su lengua la mala gana, de su gesto el destierro de la ternura y de sus manos los ágiles movimientos dieron paso los torpes y desganados. Ya no era el mismo, maldita condición humana que pierde lo que no valora. Como magistral movimiento de pieza de la vida que alecciona con plomo. En la tarde de hoy había salido de su curro de mierda con la mente quemada, quemada por la repetición de los mismos pensamientos. La venganza de su apego por ella, el mismo apego con el que llenaba sus tardes con ella de desprecio y baratas burlas. Tras un zigzagueo por las calles de la periferia tomó el bus para el centro. Un espejismo de autoestima lo empujaba por la tarde noche, camino de un glorioso levantamiento, ¡Soy un gran tío!- se repetía- y esta es mi noche. Y una mierda. La noche comenzó apestando, y para él acabaría apestando aún más. Tras 7 cañas y 6 copas estaba preparado. Y esa muchacha que se divertía con sus amigas se iba a enterar de ello. Enfiló la barra, esquivó a un grupo de chavales jóvenes y se colocó a su lado. -Hola simpática, ¿Estás sola?- ¡Qué pregunta...! -Pues claro que no, si lo hiciera podría encontrarme tipos como tu y ese no es el plan. 

Rápida la muchacha se escabulló y se refugió con sus amigos, dándose un prolongado beso con uno de ellos, un precioso chaval con barba y rizos. Estos no son tus días viejo león, se decía a sí mismo mientras dejaba atrás el garito, no sin antes dejar un reguero de su característico tufo a patetismo.

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